HAY QUE QUERERLAS...
8 M 2025
Una
vez más se ha conmemorado el Día de la Mujer Trabajadora. La tertulia
"Frente de Vejentudes" se ha reunido a tomar su café de media tarde,
que no nos ha servido nuestra gentil Sara porque el jefe le ha dado libre todo
el día. Y parece que se van a tratar temas trascendentes a cuenta de la
manoseada palabra IGUALDAD, que, increíblemente, ha conseguido tener ministerio
propio. ¿Cuál será el próximo invento gubernamental? ¿Ministerio de la
Dignidad, de la Solidaridad, de la Verdad Oficial, de la Oportunidad Laboral?
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Comienza
el amigo Adolfo recordando cuando se decía que "la verdadera cultura
general llega cuando has olvidado buena parte del bachillerato". Y le
viene a la cabeza el día en que un profesor pregunta a la clase quién ha visto
un triángulo. Todos los alumnos levantaron la mano. El profe les dio la
enhorabuena, pues él no había visto ninguno, sólo cosas, objetos con forma de
triángulo, término que como igualdad, dignidad, solidaridad y tantas otras
son entes de razón que la mente elabora y pueden tener reflejo
en la realidad. Y hablando de clases, a Adolfo le encocora que, por ejemplo, en
algunas partes del territorio español no exista igualdad de derechos para el
español que sólo quiere usar la lengua oficial del Estado y se le dificulta o
impida que a sus hijos se les enseñe en su idioma materno y oficial. Esto le
pone de mala uva. Y no le sirve de consuelo a Adolfo lo que dijo Alfonso Guerra
no hace mucho: "Si hubiéramos sabido por dónde iban a derivar los
nacionalistas, no habríamos hecho el título VIII de la Constitución que
redactamos". ¡A buenas horas, mangas verdes!
Venancio
deja claro que él sólo acepta la igualdad en las matemáticas, media docena de
huevos es igual a seis huevos, y la que contemplan muchas constituciones como
las de EE.UU., aunque hubo tiempos en que al negro no se le consideraba ser
humano: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos (ante la ley)". Y añade nuestro amigo
que a partir de ser iguales ante la ley (justa, se supone) las circunstancias
de cualquier nacido poco o nada serán iguales a las de su vecino; que cada cual
nacerá con sus identidades biológicas, con potencialidades concretas de
inteligencia, incluso con alteraciones anatómicas. Termina Venancio recurriendo
al extremo: "Si mis vecinos fueran iguales, me valdrían sus zapatos".
Le sonreímos la gracia. Y le ha provocado lo de la pancarta "Si tocan a
una, tocan a todas". Tanto tocamiento a nuestra edad no sería bueno
para la salud, ¿verdad? El resto mueve la cabeza de un lado a otro.
Hoy
el amigo José Luis ha querido aprovechar la referencia a los idiomas regionales
que ha hecho Adolfo y lo mal que lo están pasando en algunas regiones muchos
profesionales, entre ellos los médicos y músicos. Y es que para entenderse
verbalmente entre dos personas, españolitos los dos, sólo es preciso poder y
querer. El hecho de que se pueda y no se quiera tiene un calificativo muy, pero
que muy feo. En el caso de los médicos, J.L. se atreve a sugerir al
personal sanitario de Baleares o Cataluña, algo que ya hizo en su día el amigo Adolfo, un protocolo de actuación ante el
paciente que le exija que le atienda en catalán. Que se preparen un folio,
escrito en castellano y catalán en los siguientes o parecidos términos: “Lamento
no poder atenderle en su idioma preferido. Ambos estamos obligados legalmente a
conocer el castellano o español, de lo que deduzco que si decide hablarme en
catalán es que no desea que este médico le entienda y trate verbalmente sus
problemas de salud. Siento mucho, por tanto, no poder aconsejarle, mediante
amigable charla, ni por escrito en español, sobre su proceso canceroso”. Ya
le gustaría a nuestro amigo que hubiera reacción femenina ante noticias como
esta: "Escrache independentista
contra un centro médico de Barcelona por una doctora que no habla
catalán".
Para
el tertuliano y octogenario Juan es evidente que el concepto "discriminación"
tiene sentido negativo y la mujer ha sido discriminada históricamente (lo sigue
siendo en muchos lugares del mundo). Hoy, en los países más o menos
civilizados, esa discriminación está prohibida tajantemente por sus
constituciones. Por eso, cuando los socialistas se inventaron aquello de la "discriminación
positiva", se cargaron la igualdad entre las personas y ante la
ley, al tener en cuenta sus circunstancias biológicas, personales o sociales.
Que para un mismo delito en España el castigo dependa del sexo es una
irracionalidad y una injusticia. En cuanto a ministerios, ya le gustaría a Juan que existiera el Ministerio de la Realidad Nacional, total por otro ministerio más... Y, por supuesto, Juan no acepta lo que
defienden muchísimas mujeres: el feminismo es bueno, el machismo es malo. En todo
caso, el buenazo de nuestro viejales lo tiene claro: "A las
mujeres, en general, hay que amarlas como a las madres, tengan la razón o no la
tengan".
Hasta
otro día.
Juanma