¿CRÓNICA DE UNA RUINA ANUNCIADA?


                      SESIÓN DE DESVENTURA
 29-9-2023

Legislación:

*Los concejales y las concejalas son responsables civil y penalmente por los actos y omisiones realizados en el ejercicio de su cargo.

*Son también responsables de los acuerdos de las Corporaciones locales los concejales y concejalas que los hubiesen votado favorablemente.

(Me he aprovechado del título de la obra “Crónica de una muerte anunciada” por la similitud, en mi opinión no más, con los momentos en que vivimos. García Márquez comienza su relato anunciando ya  el desenlace final. ¿No es una anomalía literaria? ¿No es eso lo que se ve en el Congreso?).     ¿Podemos adivinar nosotros cómo dejarán España los actuales dirigentes? ¿Sí o no?

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Y surge la inevitable pregunta que en buena lógica se haría un concejal o concejala: ¿Serán responsables civil y penalmente los diputados/as si de su voto afirmativo se sigue un daño a la Nación española?

La lógica no existe ni en la política ni en la democracia, empezando porque no hay relación entre los votos emitidos y el número de representantes obtenidos en el Congreso. Salvo casos como el de España donde funciona el silogismo: Pedro es un mentiroso. Pepe y Antonio votan a Pedro; luego Pepe y Antonio son mentirosos.

Cuando Juan fue concejal de una ciudad mediana, se leyó muy bien la normativa que le afectaba y se encontró con lo transcrito arriba: Sería responsable civil y penalmente si de su voto afirmativo a un acuerdo se derivase un daño al municipio. Esto le acongojó un tanto y procuraba consultar antes de los plenos con el secretario del ayuntamiento. Confiesa que sólo en dos ocasiones abandonó el salón de plenos para no dar su voto a lo que consideraba perjudicial para la ciudad. Y se quedó tan a gusto. Culpa de su conciencia, que pudo más que la orden del jefe del grupo de concejales al que pertenecía,

Adolfo, cuyo padre vivió el último enfrentamiento entre españoles y le contaba batallitas, teme que volvamos a las andadas. Todos hemos visto en el bochornoso pleno de investidura que existen dos visiones de España enfrentadas; y, lo más peligroso, radicalizadas. ¿Cómo puede terminar una realidad así? Nuestro amigo es muy pesimista. Y nos recuerda cuando un amigo le achacaba: -“¿Por qué eres tan pesimista, Adolfo? Yo soy optimista”. A lo que respondió Adolfo: -“Pero es que yo estoy mejor informado que tú”. Ya es penoso para una sociedad tener que elegir entre lo malo y lo peor, pero más lo es que gane lo segundo. Por si fuera poco, nadie quiere cambiar la Ley Electoral, madre de tantos abortos legislativos.

Pues Nicasio nos comenta que una de las cosas que peor lleva de la política es que algunos de los que la ejercen insulten su avejentada inteligencia. No le cabe en cabeza que la Constitución diga claramente (no hay interpretación posible) que "Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo" y se dé por bueno, a la vez, que exista una DISCIPLINA DE VOTO con sanciones incluidas. Le resulta algo irracional. Por lo mismo que no entiende que las votaciones trascendentales no sean secretas, algo que sin duda merma la libertad de voto. Lo de que el jefe de un grupo parlamentario permita votar en conciencia, aparte de que cree que sólo se ha dado una vez, lo considera una broma. Antes de entrar en el hemiciclo suelen dejar la conciencia en la calle para evitar que moleste. Al salir la recogerán y acto seguido la conciencia les dice que deberían poner una moneda en la mano del mendigo sentado en la esquina.

A Venancio lo llevan los demonios cuando oye hablar de los “ricos” a algunas de sus señorías. Dice que cuando recibe el único ingreso de su pensión, deja claro que, para él, ricos son quienes se sientan en los escaños. Por sus años ha conocido todas las legislaturas y echa de menos la presencia de empresarios pequeños, medianos o grandes, que al fin y al cabo dirigir un país es la mayor y más gratificante labor empresarial. Recuerda el caso de Manuel Pizarro, presidente de ENDESA, un magnífico gestor. Pues duró muy poco en su escaño. Y añade que es un sinsentido que en España se creen muchos más empleos públicos que privados. Por otra parte, el perfil de las actuales señorías nada tiene que ver con el de tiempos atrás, rememora Venancio. Cualquier parecido con las Cortes de su tiempo será pura coincidencia. Y lo lamenta.

Sobre el resultado de la investidura, de todos previsto, sólo Nicasio, el más joven de los tertulianos, nos cuenta que al terminar la votación, su casi centenaria suegra, que estaba viendo lo que ella llama “Sesión de desventura”, exclamó: ¡Menos mal! Y que al pedirle explicaciones argumentó: “¡Vaya marronazo del que se ha librado el candidato perdedor! Y añadió: “Que Dios nos asista”.

 

Hasta otro día.

Juanma


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