AITOR ESTEBAN (PNV)
AITOR ESTEBAN (PNV)
Congreso de los Diputados: 22-5-24
No lo he podido remediar.
Al escuchar al portavoz del PNV esta mañana en el Congreso, me he sentado en el
ordenador y sin encomendarme ni convocar a la tertulia "Frente de Vejentudes", he escrito estos
renglones dirigidos a don Aitor. La culpa la tienen las dos siguientes frases:
*“Llevamos muchos años sobrepasando las
líneas rojas de respeto al oponente”.
*“Cuando propusimos hacer un “cordón
sanitario” a la ultraderecha, no se sumó nadie, nadie”.
¿Pero quién se ha creído
usted que es, señor Esteban? Y mire que me encanta oírle hablar en el Congreso.
Tiene usted un discurso atemperado, muy bien ligado y expuesto, y aparentemente
lógico y racional. Hasta... que emite usted juicios y afirmaciones que golpean mis
viejas neuronas.
Parto del principio de
que en una democracia normal no debería estar permitido ningún partido “ultraderechista”,
según el concepto que usted tiene de tal término y al que le adjudica violencia
de todo tipo. ¿Me va a negar que en todos los partidos hay individuos violentos
en palabra y obra? Es más, ¿se considera
usted con la autoridad suficiente para calificar como violento al partido que
le venga en gana, por muy constitucional y legal que sea, sólo porque lo considere
un oponente? Así que me alegra que dé por sentado de que todos los grupos
parlamentarios, TODOS, “Llevamos muchos años sobrepasando las líneas rojas
de respeto al oponente”.
En cuanto a lo del
“cordón sanitario” a un partido tan legal y legítimo como el suyo y visto desde
la perspectiva que prestan ochenta calendarios, permítame que le diga, don
Aitor, que es usted un político privilegiado. No es extraño, por tanto, que
presuma de encarnar y disfrutar de la Verdad, la Bondad y la Salud. Los
españolitos que votan al partido que usted tacha de “ultraderecha”, creo que
unos tres millones, deben de ser portadores de la Mentira, la Maldad y la
Enfermedad. Hay que aislarlos, ¿no?, no vayan a contagiar.
Mire que le considero buena persona, pero esta mañana en el Congreso ha metido usted la patita al faltar al respeto a un grupo parlamentario que no le cae bien. Pero, en fin, así somos los seres humanos, que siendo habitualmente buena gente, a veces cometemos actos de lo contrario. En último término, don Aitor, recuerde el clásico dicho: “Respeta si quieres ser respetado”. Durante un minuto de su intervención de hoy en el Congreso, le he faltado al respeto. Mis disculpas.
Y fíjese en su foto. Cuando su dedo índice señala a quien fuere y por el motivo que fuere, tres de sus otros dedos le están señalando a usted. Es lo que tiene ese desagradable gesto.
Hasta otro día.
Juanma