QUIEN CALLA, OTORGA




Prensa: (6-4-2021)

* “Si la participación superara el 70 %, Ayuso podría alcanzar la mayoría absoluta”

* “Isabel Díaz Ayuso arrasará en las elecciones autonómicas de Madrid del 4 de mayo y quedará a un paso de la mayoría absoluta, según un sondeo de Metroscopia” 

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Se acerca la hora de votar y comienzan las predicciones. Sólo me llama la atención lo determinante que puede ser, según los entendidos, el porcentaje de participación. Vaya por delante que no me gusta un pelo el sistema electoral que tenemos. Prefiero el de segunda vuelta, como en Francia, que alguien explicó argumentando que en la primera vuelta se vota con el corazón y en la segunda con la cabeza. La parte de electores, llamada mayoría o minoría silenciosa, que se queda en casa y no le habla a las urnas, parece que sí decide qué gobierno quiere, el que voten otros. Esta especie de ceremonia electoral me recuerda las bodas: Si alguien conoce algún impedimento para que esta boda se realice, que hable ahora, o calle para siempre”. Así pues, quien da por bueno el matrimonio será conocedor callado.

Por otra parte, quienes reniegan de las urnas por aquello de “Yo no entiendo de política ni quiero saber nada de política”, que sepan que la política, los elegidos por otros, sí que van a querer saber de ustedes, de su patrimonio, de su trabajo, de la educación de sus hijos, de los impuestos que les van a hacer pagar… Y lo curioso del caso es que existe otro segmento (así se dice ahora) de la población que usa su libertad y cree que quedándose en casa su silencio electoral no afectará los resultados. Pues parece que se equivoca si está atento al recuento de votos.

¿Cuántas veces en la vida diaria tenemos que hacer o decidir sobre cosas que no nos apetecen nada o muy poco? Y me pongo de ejemplo: Del escaparate político que contemplo, veo género que no me convence ni gusta nada; otro lo tengo por malo y aquel de la esquina del escaparate me parece el peor. Sin embargo, tengo que entrar en la tienda y elegir el producto que presumiblemente puedo digerir, pues en ello va mi salud personal, social, laboral y económica, y la de los míos. Si no acierto, me puede esperar una desagradable descomposición.

Creo que lo expuesto va claramente en el sentido de que permitir que otros elijan gobiernos por mí será un acto libre, pero no saludable. Dicho de otra forma: Quien va a votar, tiene la primera palabra; quien se abstiene, tiene la última “palabra”.

Hasta otro día.

Juanma


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