PABLO IGLESIAS Y SU REPÚBLICA

 

PABLO IGLESIAS Y SU REPÚBLICA

 

                   

                                         Ortega y Gasset, diciembre de 1931                    Machado, Marañón, Ortega, Pérez de Ayala

Prensa:   (5-12-2020)

Iglesias calienta el Día de la Constitución: la tercera república llegará «más temprano que tarde».

"República es, ante todo, juventud, feminismo y futuro", señala el vicepresidente segundo del Gobierno.

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Comienzo estos renglones con unos versos de Adolfo, un compañero de la tertulia

“Frente de Vejentudes”, dedicados al Pablo Iglesias actual:

Este muchacho está loco

o le falta algún sentido,

pues se empeña en repetir

lo que España ya ha sufrido.

 El amigo Venancio añade que este chico o es un analfabeto en Historia de España o le gusta jugar con fuego. La cuestión es que no encontramos el calificativo adecuado, pero, por unanimidad, todos los tertulianos estamos de acuerdo en que preferimos que no nos pille vivos su III república. Y Juan apostilla que si la república de este mozo es “ante todo juventud…”, no va con nosotros. Remigio, con su ironía habitual, dice que le gustaría ver a Iglesias, “más temprano que tarde” sentado en el banquillo.

Aunque todos coincidimos en la penuria intelectual y moral de don Pablo Iglesias, por muy profe de universidad que sea, y estamos convencidos de que le ganamos intelectual y moralmente, preferimos buscar pareceres republicanos en personajes históricos de mucha más altura. Y acudimos a la estantería digital de Internet.

Veamos lo que pensaron y dijeron Ortega y Gasset y Marañón, a quienes alguien ha considerado como los “comadrones” de la República, cuando vieron las querencias de la criatura, aparte del famoso “No es esto, no es esto”:

“Van transcurridos siete meses de vida republicana -decía Ortega-, y es hora ya de hacer un primer balance y algunas cosas más que un balance. Lo que no se comprende es que habiendo sobrevenido la República con tanta plenitud y tan poca discordia, sin apenas herida, ni apenas dolores, hayan bastado siete meses para que empiece a cundir por el país desazón y descontento, desánimo; en suma, tristeza”. 

Y ya resulta curioso que hable también, como Iglesias, de “una nueva democracia más sobria y magra, más constructiva y eficaz; en suma: la democracia de la juventud”.

Don Gregorio Marañón también sufrió sus decepciones. Buscando, buscando, he encontrado una anécdota recogida por Luis Huete y contada por su nieto:

“Una experiencia que desencadenaría su exilio durante la Guerra Civil. Marañón era percibido como enemigo por los revolucionarios que controlaban la república, pese a haber sido uno de sus ideólogos y principales propulsores. Y un día le llegó una citación para presentarse en una “checa”: sus servicios como médico eran requeridos. Pidió a su hija que le acompañase, y al volver al coche, pálido como un cadáver, cogió con sus temblorosas manos las de su hija, que aferró en silencio durante todo el viaje de vuelta, como si fuesen un corazón palpitante. ¿Qué vería y sentiría en las checas de la Republica?”

Conclusión tras terminar el café y la tertulia:  Más vale mejorar el presente que resucitar el pasado.

 

Hasta otro día.

Juanma

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