SONRISAS Y LÁGRIMAS
SONRISAS Y LÁGRIMAS
Ministro Ábalos. Congreso. 25 de marzo
Hacienda y Portavoz. 29 de marzo
Prensa:
*La advertencia de la OMS emitida aquel 31 de enero fue casi tan profética como ignorada: «El Comité está convencido de que todavía es posible interrumpir la propagación del virus, si los países aplican medidas sólidas para detectar pronto la enfermedad, aislar y tratar los casos, hacer seguimiento de los contactos y promover medidas de distanciamiento físico en las relaciones sociales que estén en consonancia con el riesgo».
*El ministro de Transportes, señor Ábalos, protagonizó en el pleno del Congreso de los Diputados del 25 de marzo de 2020 una escena sumamente bochornosa riéndose a carcajada limpia. (Los muertos por coronavirus, cerca de los 4.000)
*A la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, le ha dado un ataque de risa este viernes durante su comparecencia ante la prensa después del Consejo de Ministros cuando tuvo que enumerar la lista que ha pasado a formar parte del catálogo español de especies exóticas invasoras.
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Ya es mala suerte la de este nuevo gobierno. A los diecisiete días de su primera reunión le llega el aviso de la OMS de que la cosa del virus va en serio. Pero, en fin, este blog no va por ahí. Va por la foto del club de las veintitrés personas que aparecen en la foto -es el actual gobierno de España- y unas casi irreprimibles risas de algunos de sus componentes. Hoy tengo el capricho de intentar meterme en la mente de los nuevos ministros, porque, si se fijan ustedes, prácticamente todos o sonríen abiertamente, o esbozan una sonrisa. A ver si soy capaz de interpretar esas caras de satisfacción. Luego haré mención a las lágrimas.
Sonrisa abierta: Quien ni soñando creía que iban a llegar a ser ministro, llevaba tiempo preparándose ideológicamente para asaltar el palacio de La Moncloa. De paso ya tiene asegurada una buena pensión para el futuro y una solución habitacional difícil de conseguir con el sueldo de profesor. Y sobre todo está más feliz que un ocho acostado al saberse con poder para colocar a familia, amigos y fervientes seguidores.
Sonrisa normal: Quienes se enteraron por teléfono de que el Presidente deseaba contar con ellos, lo que agradecen con su sonrisa. Sobre todo los sorprendidos que no tenían por delante un futuro laboral claro. En este grupo se incluyen a los llamados a ser ministros que sólo han vivido de la política.
Rostro inexpresivo: Quiero deducir que son gente que vive bien sin necesidad de la política, que lo toman como una nueva experiencia, aunque temen que se han metido en un lío cuyo final es incierto.
Pero lo que no pega ni con cola de carpintero son esas risas y ataques de risa de miembros del gobierno, justo en los días en los que cientos de españoles van muriendo diariamente. Y no parece ser un bulo que este gobierno no tuvo la precaución de ir al refranero: "Más vale prevenir que curar". Se ha demostrado que era mucho pedir a quien tenía otras preocupaciones y ocupaciones inaplazables. Tampoco se quiso ver cómo a los vecinos les afeitaban las barbas. (hoy no ha distancias). Y ni siquiera este gobierno asume la consecuencia directa de adoptar malas acciones o decisiones. Si acaso, milagrosamente, lo hiciera, habría que decirle: “A llorar, al valle”. Los chilenos tienen un dicho para estos casos: “Es más digno llorar a un muerto que llorar a un vivo”.
En resumen: Frente a las sonrisas, la verborrea, el cacareo, los ripios gubernamentales, las lágrimas de los dolientes son el lenguaje mudo del dolor.
Hasta otro día.
Juanma
