SER O NO SER

SER O NO SER...


            
                                             Carnaval Las Palmas, 2017
            
                                          Procesión Virgen, 2017
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          Nunca jamás en una conversación me he definido como demócrata, afirmación de uso común: “Yo soy un demócrata”. Y nunca he presumido de demócrata, por la sencilla razón de que existen multitud de definiciones y ejercicios de la democracia como forma de gobierno. La conocida como “Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, tiene hoy todas las interpretaciones y formas que se quieran. Si Pablo Iglesias, por ejemplo, farda de demócrata, ¿se refiere al mismo concepto de democracia que pueda tener yo? ¿Puedo afirmar que soy igual de demócrata que él?
         Yo sería demócrata en una sociedad en la que la palabra Libertad y su ejercicio estuviera ligada, a efectos legales, a la palabra Respeto. Hoy en día la llamada libertad de expresión se ha convertido en un arma arrojadiza sobre aquellos que no piensan como el que habla. Una verdadera convivencia social y democrática precisa que esté regida por unas normas de aplicación recíproca y efectiva. Si un grupo social, una parte minúscula de la sociedad o un individuo no respeta mi condición de cristiano, musulmán, judío, ateo… y mis creencias, yo debo acogerme al principio de Reciprocidad. Lo de que todos somos iguales ante la ley no se lo creen ni quienes lo plasmaron en la Constitución.
         El año 1938, en plena Guerra Civil, el Presidente de la II República Española hizo el siguiente diagnóstico:
   “El enemigo de un español es siempre otro español. Lo español es hacer uno siempre lo que gusta, decir lo que se le antoja, pero  le molesta  que haya otro español que goce de la misma libertad. Este modo de ser egoísta y provocador ha dado lugar a un sistema terrible que llena de sangre nuestro suelo”. (Discurso del Presidente de la República. 19-7-38)

  ¿Qué está ocurriendo hoy con la preciosa palabra LIBERTAD? ¿Sigue teniendo razón don Manuel Azaña? Pienso que los que quieren cambiar, a peor en mi opinión, esta Expaña nuestra, saben hacer muy bien lo que alguna vez me ha dicho mi yerno: “Corrompe las palabras y corromperás el pensamiento; envilece el pensamiento y la persona quedará corrompida y envilecida”. Aplíquese a las palabras LIBERTAD, RESPETO, JUSTICIA y ya se tiene la batalla ganada. Quitemos de los Códigos las palabras padre y madre y las sustituyamos por otras vacías de cualquier contenido afectivo humano: “Honrarás a tu progenitor A y a tu progenitor B”, les suena mejor a nuestros ilustres legisladores. De verdad, esta democracia me resulta un lamentable sainete.
Comentario de un jurista en la prensa:  "Delitos contra los sentimientos religiosos, un difícil equilibrio entre derechos fundamentales. Especialmente en estos delitos se impone un difícil equilibrio, dada la necesaria y ponderada protección de una serie de derechos fundamentales de igual rango, como son la libertad ideológica y religiosa, la libertad de expresión, y la igualdad de todos ante la ley".
Yo no voy a saber más que un juez, pero sí que puedo juzgar cuando formo parte de un jurado, al que estoy obligado a pertenecer si se me designa. Así que, acogiéndome a lo que hoy se denomina el derecho a la propia identidad, me tengo por juez, virtual, pero juez. Y voy a juzgar lo acontecido en el carnaval de Tenerife.
Lo que dicen las leyes:
-Escarnio
Y conforme al artículo 525 del Código Penal, cometen delito de escarnio, castigado con pena de multa de ocho a doce meses, «los que para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesen o practican».
El "escarnio", elemento objetivo del tipo, es la burla tenaz que se hace con propósito de afrentar, una clase de injuria consistente en ridiculizar los sentimientos religiosos.
Visto lo contemplado en el Artículo 525 del CP, y probados los hechos ocurridos con motivo de los pasados Carnavales de Tenerife, declaro a los autores CULPABLES del delito de escarnio.

Basta mirar alrededor y se verá que los sentimientos identitarios de gays, lesbianas, musulmanes etc. siempre son respetados como sagrados; los sentimientos religiosos de católicos y sólo de católicos, no merecen igual trato. Adiós equilibrio. Los católicos que acompañan a su Virgen no merecen ningún respeto, no son sujetos de tal derecho. 
Ya me gustaría que en la sociedad en la que vivo se cumpliera lo de que la ley es igual para todos y que en este país la democracia fuera lo que los papeles dicen que es. Mientras se condenen y sancionen a los ciudadanos que piensen y se manifiesten en contra de ideologías impuestas por los gobernantes, recordaré a otros tiempos dictatoriales. Cuando llegue mi democracia, la reconoceré y me apuntaré.

Hasta otro día.

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