HACER EL AGOSTO POLÍTICO

 

Legislación:
«BOE» núm. 107, de 04/05/1992.

Los Ex Presidentes del Gobierno podrán disponer de los medios y prerrogativas que a continuación se expresa:

1. Se adscribirán a su servicio dos puestos de trabajo, uno de nivel 30 y otro de nivel 18, que serán cubiertos, a su propuesta, mediante el sistema de libre designación

2. Una dotación para gastos de oficina, atenciones de carácter social y, en su caso, alquileres de inmuebles, en la cuantía que se consigne en los Presupuestos Generales del Estado.

3. Se pondrá a su disposición un automóvil de representación con conductores de la Administración del Estado.

4. Gozarán de los servicios de seguridad que las autoridades del Ministerio del Interior estimen necesarios.

5. Disfrutarán de libre pase en las Compañías de transportes terrestres, marítimos y aéreos regulares del Estado.

(Todo ello sin perjuicio de las llamadas “puertas giratorias” y su posibilidad de ser miembro del Consejo de Estado, dotado con 103.204 euros).

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Son los ex presidentes de gobierno quienes hacen su agosto durante su mandato. Pedro Sánchez está trabajando duro con la hoz en la mano, y el martillo cerca, para cosechar bienes y derechos que le permitirán vivir sin problemas; y no unos meses más, como el segador, o un año más como el pequeño agricultor, sino el resto de su vida. Nuestros ex presidentes son considerados “bienes de Estado” y deben ser cuidados, mimados y protegidos hasta su fallecimiento. En su tratamiento no se tiene en cuenta si lo que han cosechado ha sido trigo limpio o malas hierbas. Los ex ministros y ex presidentes autonómicos también se llevan sus prerrogativas temporales y algunas prebendas, como la denominada “puerta giratoria”.

Tengo en mi memoria una estampa de mi niñez contemplando en mi pueblo manchego a segadores, provenientes de diversos lugares, cómo formaban cuadrillas, inclinaban la cerviz y doblaban las lumbares dispuestos a acabar lo antes posible con el pedazo de tierra sembrado de trigo, cebada o centeno.  Me fijaba en su boca y cabeza tapadas para evitar la inhalación del polvo y librarse del inclemente sol. Muy pocos llevaban gafas. Los botijos, cerca para evitar deshidratarse. Estaban “haciendo su agosto”. También en otras labores, en otros oficios o actividades, “se hace el verano”. El caso es que me llamaba la atención oír a mis mayores que el trabajo de segador “eslomaba”, que así se conjugaba el verbo deslomar  (RAE: 1. Quebrantar, romper o maltratar los lomos.  2.Trabajar o esforzarse mucho). Salvo las debidas excepciones, ¿alguien ha visto “eslomarse” a nuestros gobernantes?

Y esto de la existencias de “segadores políticos” comenzó con el nuevo nicho en el mercado laboral que nos trajo la democracia. Entre tantísimas e irrenunciables ventajas, abrió gran cantidad de oficinas de colocación temporal y bastante bien remunerada, los partidos. Cualquier persona responsable tiene como labor primordial en esta vida lo que siempre se ha llamado en términos agrícolas “labrarse el futuro”. En política, asegurarse el futuro con carácter vitalicio es haber labrado en la finca llamada La Moncloa; para más o menos tiempo, hay visitar las sedes de los partidos políticos.

Aparte del caso de los ex presidentes del gobierno, los aspirantes a trabajo político temporal tienen distintas formas de hacer productiva su visita a las oficinas políticas preferidas. Se pueden dar sugerencias y  circunstancias como éstas:

Uno de los mejores pasaportes es acudir bien acompañado y caerle bien al Jefe de la oficina. Y mejor aún si a tu acompañante le debe un gran favor.

Si tienes solucionada tu vida y sólo pretendes o deseas aportar tu saber y experiencia, lo tienes algo difícil, pero si es capricho...

En el caso de que estés en el paro o con pocas ganas de dejarlo, pero eres activista y lo acreditas con grabaciones audiovisuales, cuentas con puntuación adicional.

Si perteneces a la actual generación de JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados), estás en paro y no quieres emigrar, quizás tengas suerte. Tu entrada temporal en la política puede convertirse en un trampolín para ejercer, a tu salida, tus habilidades, tus gustos o tu titulación académica. Otra forma de “hacer carrera”.

Y, por fin, quienes con su vida resuelta, acuden a dichas oficinas cargados con admirables principios, convicciones y deseos de prestar un servicio a sus conciudadanos, y no servirse de ellos, esos/esas/eses lo tienen muy, pero que muy crudo.

A los españolitos de a pie sólo nos queda pedir que no se prostituya la política y que los dedicados a ella no sigan lo contemplado en las Ordenanzas militares de Carlos III, en las que se puede leer: “Un capitán de fusileros cobrará un total de 735 reales de vellón más lo que afanare.

Hasta otro día.

Juanma

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