MEMORIA, ENTENDIMIENTO Y VOLUNTAD
Prensa: (26-3-2021)
* La ministra Celaá minusvalora la memoria y
los conocimientos en su nuevo currículo para Primaria y ESO.
* El
Ministerio incide mucho en las competencias y poco en los conocimientos. El
equilibrio lo recoge muy bien una frase que repite mucho el "padre"
de Pisa, Andreas Schleicher: "Evaluar lo que sabes (conocimientos) y lo
que sabes hacer con lo que sabes (competencias)".
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Dificulto
yo que haya muchos jóvenes de hoy que, al preguntarles cuáles son las potencias
o facultades del alma (del ser humano, para los no creyentes), respondan con lo
dicho por San Agustín. Y es claro que somos lo que somos y actuamos como lo
hacemos porque estas tres fuerzas confluyen en nosotros. El secreto de nuestra
existencia está en el grado en el que las hayamos cuidado y poseído y en la
medida en que conviven y se equilibran.
Los
más mayores recordamos los años ochenta, con el Psoe gobernando, cómo en la
escuela apareció la moda de la enseñanza por “fichas” y las famosas “unidades
didácticas”. Quien esto escribe, bebió, entre los 6 y los 10 años, sus primeros
conocimientos de la antigua Enciclopedia Dalmau Carles Pla, coetánea de la
Álvarez, que se definía como Intuitiva, Sintética y Práctica. Esa especie de
“disco duro” que es la memoria, con sus consabidos fallos, se va llenando, lo
que permite ayudar a la inteligencia o entendimiento a contrastar y adaptarse a
situaciones nuevas que constantemente se nos presentan. Y como decía mi antiguo
maestro: “No confundáis aprender de memoria con memorizar”. Memorizar es saber
lo que he guardado en la memoria y localizarlo fácilmente. Así resulta
fundamental enriquecer constantemente y memorizar nuestro vocabulario, único
medio de transmitir, recibir y compartir mensajes entre personas. Hace unos
días vi en la tele un concurso en el que un recién licenciado universitario
reconocía que algo le sonaba el término “réquiem”, pero que no tenía ni idea de
su significado. Y no parece razonable que en una conversación, al oír una
palabra desconocida, le digamos al interlocutor que espere un momento que va a
consultar Google en el móvil. La memoria es como una mochila existencial que
vamos llenando continuamente y que la inteligencia va aprendiendo a utilizar.
La
guinda del pastel la representa la voluntad, que toma decisiones acertadas o no
según el grado de convivencia y respeto que mantenga con sus compañeras memoria
e inteligencia. El verdadero problema
estará en encontrar un equilibrio entre estas tres potencias. Cuando la
voluntad entra en conflicto con la memoria, aparecen los desmemoriados como
nuestro presidente del gobierno, que olvidó, por ejemplo, el rechazo a su amigo
Iglesias, que le produciría insomnio; ni recuerda cómo calificó de rebelión lo
ocurrido en Cataluña. De una voluntad disociada no se puede esperar nada bueno.
Los políticos
dedicados a administrar la enseñanza en España ya han dejado claro que la única
Memoria que hay que cuidar es la suya, la que ellos llaman Histórica. Así nos
va y nos irá gracias a la voluntad de la mayoría de los españoles, cuya memoria
es muy frágil y su entendimiento resulta
manifiestamente mejorable. La señora ministra de
Educación no es amiga de cultivar la memoria, por lo que le viene bien recordarle
que “Una cabeza sin memoria es como una fortaleza sin guarnición”. (Napoleón)
Hasta
otro día.
Juanma