8 M DE 2021
8-3-2021
Cuando
contemplo las manifestaciones en el Día Internacional de la Mujer, me pregunto qué es lo que piden, qué es lo que tienen y qué es lo que ofrecen las mujeres que asisten a ellas,
sobre todo las jovencitas. Y todo partiendo de que las convocantes están
teñidas de política y a nivel personal suelen tener su salario asegurado.
Representan a la mujer porque ellas lo dicen, nada más. No dudo que habrá
féminas que acudirán a esas manifestaciones por cabreo personal, familiar o
laboral, pero he escuchado a más de una en los llamados medios de comunicación
declararse “activista” como único título de su curriculum vacío. Sirva de
ejemplo lo que piden desde este
sindicato:
(Salamanca)“CCOO aprovecha este 8-M para recordar sus reivindicaciones en materia
de igualdad, como son la subida del SMI, la derogación de la Reforma Laboral,
del sistema de pensiones y del sistema público de cuidados, llevar a cabo
políticas activas de empleo con perspectiva de género o políticas de inmersión
sociolaboral para las víctimas de violencia, entre otras”.
Tan desiguales son las potencialidades personales de las jóvenes que acuden a esas manifestaciones, que las habrá con un excelente historial académico, ganado con esfuerzo, y que pueden ofrecer un gran servicio a la sociedad con sus conocimientos. A su lado, entendiendo que para ellas es una forma más de manifestarse, se han podido ver algunas seguidoras de Lady Godiva y ofrecen al público la visión de su cuerpo desnudo o semidesnudo. Bueno, es cuestión de gustos y del concepto de recato que tenga cada cual. Por cierto, que mi amigo Remigio me comenta que la familia tradicional va a ir desapareciendo, pues las jovencitas manifestantes podrán conseguir muchas cosas, pero van a tener difícil que consigan, con unos años más, un compañero para su futuro. ¿Se acuerdan de aquella canción “Las chicas son guerreras”? Aquella generación de “jóvenas” son hoy mujeres maduras y posiblemente felices si se formaron y aprovecharon bien su juventud. Y Remigio lo tiene claro: “Entre activistas y guerreras, me quedo con las segundas”. Si lo de la amenazadora pancarta, "Si tocan a una, respondemos todas" fuera en serio, es un aviso a navegantes: ni tocarlas.
La misma desigualdad existe en sectores como la enseñanza o la
sanidad, donde tienen ganado el
terreno a los hombres. La inmensa
mayoría de las escuelas infantiles están atendidas por personal femenino. Respecto
a la Sanidad, recojo informes oficiales: “Según
los Colegios Oficiales de Médicos y el INE, prácticamente la mitad del personal
médico del SNS (49,77 por ciento) son mujeres y el 79 por ciento en enfermería.
Algo similar sucede entre las auxiliares, e incluso en algunos servicios
técnicos sanitarios también empiezan a ser mayoría las mujeres”. “La
feminización de los servicios sanitarios es un reflejo de lo que está
sucediendo en la universidad, donde el porcentaje mayoritario de mujeres en
determinados estudios -Medicina, Enfermería, Administración de Justicia,
Educación Primaria- es apabullante”.
Lo de la paridad
laboral, que se quiere hacer obligatoria, tiene tela marinera. Sobre todo si se
quiere imponer a la empresa privada en sus puestos directivos. Baste un
ejemplo: Una empresa de informática precisa personal especializado, pero en la
Facultad o Escuela correspondiente sólo el 16 % del alumnado son mujeres. ¿Cómo
es posible que se quiera imponer que la mitad de sus directivos sean mujeres en
ese sector? La única solución justa sería paridad en las matriculaciones. En
fin, un lío en un país donde se respete mínimamente la libertad. Para mí el
único rasgo que iguala a mujeres, hombres, niños, niñas y otros derivados
actuales, es el atributo de PERSONA, palabra
que cada día se utiliza menos.
Y hablando de
efemérides, recuerdo a mis lectores que el día 20 de marzo de 2021 está declarado Día Internacional de la Felicidad. Si
hubiera manifestaciones, me apuntaría. ¡Y que se fastidie el coronavirus!
Hasta otro día.
Juanma