ESCLAVITUD DEMOCRÁTICA
ESCLAVITUD
DEMOCRÁTICA
4-2-2021
Prensa: (Sobre la "Ley Trans")
Con
estas medidas, "se restituye a la persona el derecho inherente a decidir
sobre su propio cuerpo y su ser", explica el Ministerio de Igualdad en la
exposición de motivos del borrador.
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Soy de los que piensan
que en el devenir de la existencia humana, y a través de los tiempos, han ido
cambiando las formas en las conductas humanas, pero no los fondos. El fuerte
siempre ha tendido a dominar, en la medida que le fuera posible y deseable, al
débil. Cuando un ser humano dispone a su antojo de otro ser humano aparece la
esclavitud, cuyas formas primeras se basaban en la intimidación y la violencia.
La fuerza y la violencia daban el poder; ahora, el poder lo otorga la fuerza
pacífica de los votos de los que han de obedecer, durante unos años, al amo
elegido. En alguna medida somos esclavos
democráticos. Así lo veía, al menos,
Simone de Beauvoir: “El esclavo que
obedece escoge obedecer”.”
En algún momento, algún
teórico matizó la actitud de los amos y distinguió entre Poder y Autoridad. La
Autoridad respeta los derechos ciudadanos y merece ser respetada y obedecida;
el Poder impone obediencia y decide qué derechos quita y cuáles concede a los
gobernados. Vivimos un tiempo en esta España que me tiene acongojado. El Poder empieza
a disponer a su antojo de bienes sagrados, como son los ganados con el sudor de
la frente, como la vivienda; de la educación moral de los hijos... Nuestros
amos del gobierno pretenden, incluso, dejar vacía la clásica exclamación de los
padres, ¡Vamos a tener un hijo! Su poder casi demencial se atreve a contradecir
incluso a la madre Naturaleza y ordena que esa criatura tendrá el derecho a
elegir, a partir de los 16 años, si será chico o chica, pues “tiene el derecho INHERENTE a decidir sobre
su propio cuerpo y su ser”. ¿Y el derecho de los padres? Que responda Simón
Bolívar: “Un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, huella y usurpa los derechos del ciudadano”. Si ese derecho de cambiar de sexo, de decidir
sobre su propio cuerpo, es inherente al ser humano, por lo tanto consustancial
e innato, no es lógico que tenga limitaciones biológicas o anatómicas. Lo digo
por lo que sigue: Tengo un vecino de raza negra que es tan cachondo como buena
persona. Está muy contento por la próxima “Ley Trans”. Y me explica sus razones
diciendo que tiene total confianza en que la siguiente norma que aprobarán
nuestros concienzudos legisladores, le permitirá decidir cambiar de color de
piel; que cada día se siente más blanco y viviendo encerrado dentro de una piel
oscura. Y más feliz se siente aún si el
cambio corre a cargo de la Seguridad Social. Me ha dejado sin palabras.
En todo caso,
desconozco los motivos que el filósofo inglés Herbert Spencer tuvo para afirmar
que “Todo socialismo implica esclavitud”.
Por cierto, mientras leía la Declaración de Independencia de los EE.UU. (la
pandemia presta mucho tiempo), me he encontrado con estas acusaciones dirigidas
al amo inglés:
“Ha
obstruido la Administración de Justicia, al negarse a emitir su Sanción a las
Leyes destinadas a establecer Poderes Judiciales.
Ha
vuelto dependientes a los Jueces, al lograr que su permanencia en el cargo y el
monto y pago de sus salarios dependan exclusivamente de su voluntad.
Ha creado un sinnúmero de nuevos
Despachos, y enviado a nuestras tierras un enjambre de funcionarios para
hostigar a nuestro Pueblo y apropiarse de sus frutos”.
Hasta otro día.
Juanma